Cuando mi hijo cumplió los dos años, mi cuñada le regaló lo que parecía ser un coche teledirigido ideal para los peques, ya que el mando de control tenía forma de volante y se suponía que el coche giraba cuando girabas el volante.

Le pusimos las pilas ilusionados y acabó siendo una pequeña decepción en el sentido en que lo de la dirección no estaba muy bien hecho. O no hacía contacto continuo con lo que el coche no acababa de girar o siempre estaba girando, eso unido a que el coche iba demasiado rápido, lo hacía un poco impracticable, por lo que el coche acabó siendo un coche más sin hacer uso del mando.

Siempre tuve en mente modificar el mando para ver si se podía mejorar el control, pero hasta ahora no había tenido ni el material ni el tiempo necesario para hacerlo.